viernes, 24 de junio de 2016

Un hogar Bendecido

“Tú, Señor eres Dios, y tus palabras son verdaderas, y has prometido a tu siervo tanta bondad, dígnate, pues, bendecir la dinastía de tu siervo  para que permanezca siempre bajo tu protección. Tú, Señor Dios, lo has prometido, y con tu bendición la dinastía de tu siervo será bendita para siempre” (2 Samuel 7:28.29)

Jesús nos dice en Juan 14:13.14, que todo lo que pidamos en su nombre, Él lo hará. Nuestra petición diaria debe ser la bendición para nuestro hogar en todos los aspectos. David  le pidió a Dios que bendijera su familia, pues era una promesa dada por Él. Igual nosotros tenemos promesas de bendición para nuestras familias.

“Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo el Señor, lo afirmo” (Jeremías 29:11)

Todo lo que Nuestro Padre desea para nosotros es para nuestro bien, en Él está nuestra esperanza en medio de este mundo turbulento, falto de valores y amor. El hogar es un maravilloso regalo que Dios nos concedió, es donde nos sentimos seguros y libres para manifestar nuestro amor hacia los nuestros y recibirlo. Debemos tener una relación genuina con Jesús para que podamos ir con toda confianza y pedirle que sea Él quien nos guíe y nos muestre la dirección correcta adonde dirigir a nuestra familia, y tomar las decisiones acertadas en relación a nuestro matrimonio, nuestros hijos y nuestras finanzas.

Procuremos ser como el hombre prudente que nos habla Jesús en Mateo 7:24 “Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca”. Jesús es la roca firme, si estamos cimentados en El y obedecemos sus mandatos, nada ni nadie podrá destruir nuestro hogar.

Debemos someternos a Dios para que su gloria permanezca en nuestro hogar. “Porque todas las cosas vienen de Dios, y existen por él y para él. ¡Gloria para siempre a Dios! Así sea”. (Romanos 11:36)  Nuestra familia es un regalo precioso de Dios, debemos cuidarla, protegerla y guiarla hacia Dios. Todo lo que tenemos viene de Él y le pertenecen a Él, por lo que nos pedirá cuenta de lo que hemos sembrado. Hemos sido llamados a ser portadores de amor, paz y fe y los frutos se manifiestan en el día a día de nuestros hogares.

En un hogar donde el centro es Jesús, existe el perdón, la armonía y la alegría. Y aunque lleguen circunstancias adversas, la familia está fuerte y segura. Pero donde no hay lugar para Él por causa de los afanes o la indiferencia, se manifiesta el rencor, los pleitos y la tristeza. Es una familia frágil que se puede desmoronar ante cualquier circunstancia difícil que tengan que enfrentar. “Y una familia dividida no puede mantenerse” (Marcos 3:25)

“No te sobrevendrá ningún mal ni la enfermedad llegará a tu casa” (Salmo 91:10)

Pongamos a nuestro Señor como el centro de nuestro hogar y tendremos su bendición y nos guardará del mal. Nuestros hijos y su descendencia serán benditos, y estaremos cumpliendo con el propósito de Dios para fortalecer a la familia, en una sociedad que cada día quiere ir en contra de lo que Dios estableció.



Nota: Versículos tomados de La Biblia versión “Dios habla hoy”



Dios bendice a mi familia, Samuel Hernández




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