“Mi pueblo no tiene conocimiento, por eso ha sido destruido, y a ti,
sacerdote, que rechazaste el
conocimiento, yo te rechazo de mi sacerdocio. Puesto que te olvidaste de
la enseñanza de tu Dios, yo me olvidaré de tus descendientes.” (Oseas 4:6)
Ésta es una
palabra muy fuerte. Tristemente lo que sucedió en aquel tiempo en Israel, lo
estamos viviendo en nuestro mundo de hoy. El mundo le ha dado la espalda a Dios
y ha rechazado el conocimiento de su palabra, y por eso el mundo está siendo
destruido. Pero aún dentro del cristianismo hay mucha falta de conocimiento
porque la gente no quiere buscar por sí misma a Dios, sino lo que otros le
dicen, aunque estén torciendo y acomodando a su manera la palabra de Dios.
Dios está
buscando corazones que le busquen en espíritu y verdad, corazones sinceros que
anhelen hacer su voluntad y tengan conocimiento de su palabra. Él nos está
llamando a todos. Él vino por la humanidad entera, pero sólo aquellos que se
reconozcan pecadores y se arrepientan y acepten a Jesús como su salvador, es a
los que el Padre se les revelará.
Dios se revela a través de su palabra, y es en ella
donde nos muestra su amor, pero también nos habla de los pecados que nos
separan de ÉL. Nos lo dice claramente y cada uno tiene su nombre, pero si no
conocemos que es pecado, no podemos arrepentimos. Creemos que estamos bien, y
la realidad es que estamos separados de
su amor. A través de la oración sincera reconocemos nuestros pecados y le
pedimos su perdón en el nombre de Jesús. Él en su gran amor y misericordia nos
perdona y restituye todo lo que habíamos perdido.
"¿No saben ustedes que los malvados no tendrán parte en el reino de
Dios? No se dejen engañar, pues en el Reino de Dios no tendrán parte los que
cometen inmoralidades sexuales, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio,
ni los hombres que tienen trato sexual
con otros hombres, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los
chismosos, ni los tramposos. Y eso eran algunos de ustedes, pero ahora han sido consagrados a Dios, ya han sido librados de
culpa en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios." (1 Corintios 9:11)
Satanás es un
mentiroso, y ha hecho creer a la
humanidad que muchas cosas están bien, y
que es de fanáticos e ignorantes no estar a tono con la corriente del mundo. La
realidad es que Dios nos ha tenido paciencia, pero su Santidad rechaza el
pecado, y el mundo tarde o temprano será castigado por su desobediencia. Pero los que buscan a
Jesús con sinceridad y humildad tienen
la promesa de la salvación.
“Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna, y jamás perecerán, ni
nadie me las quitará”. (Juan 10:27)
¿Estamos
nosotros buscando el verdadero conocimiento de
la verdad? Es tiempo de ser
firmes y no tolerar al pecado, pero sí amar a las personas que se encuentran en
pecado y llevarlas a conocer el amor de Dios y su perdón. ¿Pero estamos siendo testimonio que respalden
nuestras palabras? ¿Estamos perdonándonos como matrimonio, y a nuestros hijos los estamos
formando con principios y valores que
honran a Dios?
Es en la
familia en donde se establece el fundamento sólido para formar los futuros hombres y mujeres que
incidirán en este mundo, para bendición o maldición, según lo que nosotros como
padres hayamos sembrado en sus corazones.
Amemos a
nuestra familia, pidámosle al Señor que nos dé la capacidad de amarnos los unos
a los otros como Él nos mandó. Respetemos nuestro matrimonio y a nuestros hijos,
cuidémoslos con amor y levantémonos con
la autoridad que Jesús nos ha dado para vencer los ataques que Satanás
intente hacer contra ellos.
¡Bendiciones!
Nota: Versículos tomados de La Biblia versión “Dios habla hoy”
"Hombres de valor", de Renán Carías
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