jueves, 12 de mayo de 2016

El amor del Padre

¿Acaso alguno de ustedes, que sea Padre, sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado, o de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si ustedes que son malos, saben dar buenas cosas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! (Lucas 11:11.13)

¡Cuánto amor del Padre para con nosotros, sus hijos! Él nos ama con amor eterno, y está al cuidado de nosotros en todos los aspectos de nuestras vidas cuando nosotros se lo pedimos. Nuestro amor es limitado, pues somos seres humanos débiles e imperfectos, por lo tanto nuestro amor no es perfecto. Pero aun así amamos a nuestros hijos con todas nuestras fuerzas, los amamos más que nosotros mismos, pues son carne de nuestra carne.
Jesús en estos versículos de Lucas, nos muestra que si nosotros siendo de naturaleza pecadora, somos capaces de dar todo por nuestros hijos, cuanto más el Padre desea darnos todas las cosas. Pero la petición más importante de nuestro corazón es pedirle que el Espíritu Santo venga a morar dentro de nosotros y sea Él  que nos guie, nos consuele y fortalezca.

Jesús al enseñarles a orar a sus discípulos les dijo en Lucas 11:9.10 “Así que yo les digo: Pidan y Dios les dará, busquen y encontraran; llamen a la puerta y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a su puerta, se le abre”.  

Cuando le damos la acogida al Espíritu Santo podemos decir que juntamente tenemos todo, pues ÉL es la fuente de la sabiduría que necesitamos para tomar decisiones correctas. Nos da el discernimiento para  saber a qué nos estamos enfrentando y no caer en errores. Nos muestra cómo y por qué orar, y nos da la fe para creer que lo que estamos pidiendo nos será concedido, y al mismo tiempo la paciencia en la espera.

El deseo más grande que el hombre y la mujer tiene es sentirse amados. Dios en su infinita sabiduría formó a la familia, pues es en la familia donde se  manifiesta la máxima expresión del amor. A su hijo Jesús le dio una familia aquí en la tierra. Escogió a María como su madre, y a José como padre adoptivo para que lo amara y cuidara de Él  en su niñez. Todos tenemos la necesidad de pertenecer a una familia fuerte y sólida que nos trasmita seguridad.

Lamentablemente la familia ha sido atacada ferozmente por el enemigo, pues ha sembrado incomprensiones,  intolerancia, falta de amor y perdón, adulterio, maltrato, machismo, problemas económicos, causando división y en la mayoría de los casos el divorcio. Trayendo mucha tristeza y dolor a los miembros de la familia.

Los que más sufren las consecuencias son los hijos, pues ellos no entienden por qué reciben rechazo y el maltrato de las personas que ellos aman y esperan que los amen. Pero lo que no saben es que sus padres tampoco recibieron amor, y por esa razón actúan de esa manera, siendo irresponsables y egoístas al no asumir la responsabilidad que adquirieron al ser padres. Por esta razón vemos tantos adultos inseguros, cometiendo muchos errores, con máscaras de superioridad tratando de disfrazar la estima baja causada en la niñez. Tal vez algunos sufrieron por las carencias materiales y otros porque sus padres quisieron compensar el amor llenándolos de cosas innecesarias que nunca reemplazaron el amor y dedicación que necesitaban.

Dice en la palabra de Dios que su pueblo perece por falta de conocimiento, y en las familias se están cometiendo tantos errores por no conocer cuál es la perfecta voluntad de Dios en sus hogares. Sabemos que todo lo que es bueno y agradable viene de Dios, y su voluntad es que exista la capacidad de perdón, de comunicación, respeto, autoridad, alegría, enseñanza con sabiduría, y sobre todo el amor. 

Los hijos son el reflejo de los padres, en ellos se manifiesta la condición de una familia, pues un hijo que se ama, se cuida y se respeta, será un hijo libre de traumas y conducirá con seguridad. Sin embargo un hijo de un hogar falto de amor,  será un hijo rebelde, expuesto a todo tipo de vicios y superficialidades, tratando de llenar el vacío que sus padres no supieron llenar. Ellos serán los futuros padres y madres que repetirán la misma historia, causando tristeza y dolor a su descendencia.

Nuestro Padre conoce todo en nuestras vidas. Mandó  a Jesús para manifestar su amor para con nosotros, y aunque nosotros fallemos y hayamos cometido errores,  Él  está ahí esperando que acudamos a Él para sanar nuestras almas y a nuestras  familias. Sólo tenemos que reconocer que lo necesitamos, y si le pedimos con un corazón sincero que restaure nuestro matrimonio, que libere  a nuestros hijos y que nos dé un hogar donde sintamos su presencia y su amor, Él responderá nuestras peticiones, porque es fiel a sí mismo, no se retracta de lo que ha prometido. Nos ha dicho que pidamos, que busquemos y que toquemos la puerta y se abrirá, para que recibamos sus bendiciones. Pero es necesario que le creamos,  porque dice en Hebreos 11:6 “Que sin fe es imposible agradar a Dios “


¡Bendiciones!



Nota: Versículos tomados de La Biblia versión “Dios habla hoy”


Christine D'Clario - Él nos ama



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